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Foto de 22 de junio de 2015 |
La
Casa Diocesana de Ejercicios Espirituales Betania está situada en la zona norte
del Recinto Monumental al Sagrado Corazón, formando también parte de la zona
más antigua en la que antes se hallaba un convento. Gestionado por la orden de
las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, estas instalaciones son unos de los más
bellos parajes de la diócesis, con una magnífica vista panorámica de Sevilla,
siendo un entorno perfecto para ejercicios espirituales y retiros, encuentro de
profesores, comunidades cristianas, movimientos, grupos de reflexión,
asambleas, capítulos, etc.
Más
información:
El
Recinto Monumental al Sagrado Corazón de Jesús fue construido por expreso deseo
del cardenal D. Pedro Segura y Sáenz, quien estuvo revisando la marcha de las
obras a diario, y las instalaciones fueron inauguradas oficialmente el 10 de
octubre de 1948, para acoger al peregrino, a toda aquella persona que quisiera
acercarse a Cristo, por la advocación a la que está consagrada España, y de la
que era muy devoto este cardenal: el Sagrado Corazón de Jesús.
El Recinto Monumental al
Sagrado Corazón de Jesús no es un mero mirador, no es un lugar turístico o
cultural, sino que es un templo a cielo abierto, como demuestra que la imagen
de Jesucristo, con los brazos abiertos, esté en el centro y en lo más alto;
estando debajo una capilla con la capacidad de acoger al Santísimo Sacramento y
como indican sus principales accesos: un jardín con las capillas de los misterios
del Rosario (no actualizado, porque San Juan Pablo II añadió uno más); un vía
crucis entorno a Betania, que comienza en el Huerto de los Olivos y va
mostrando cómo lo vivió Jesucristo; y la puerta que presiden, por un lado, San
Pedro y San Pablo, y la Virgen de los Reyes. Y también lo confirman los
diversos enterramientos (no sólo del cardenal Segura y familiares, sino de
quienes colaboraron en su construcción y aportan en el presente para para su
mantenimiento), que tiene debajo. Este lugar es un recinto sagrado para la
espiritualidad, para la evangelización, la profundización de la fe, para el
encuentro con Cristo, como así lo vivimos los católicos que le damos vida.