Foto de 10 de junio de 2018 |
Los
terrenos de San Juan de Aznalfarache tienen carácter religioso desde 1243,
cuando fueron encomendados a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, por lo
cual le viene a la localidad su nombre actual. Después, pasó a los Cartujos,
quienes lo permutaron a los Franciscanos y estos construyeron, entre el siglo
XVI y XVII, el convento de San Francisco y la iglesia (actual Parroquia de los
Sagrados Corazones).
El
Recinto Monumental al Sagrado Corazón de Jesús fue construido por expreso deseo
del cardenal D. Pedro Segura y Sáenz, quien estuvo revisando la marcha de las
obras a diario, y las instalaciones fueron inauguradas oficialmente el 10 de
octubre de 1948, para acoger al peregrino, a toda aquella persona que quisiera
acercarse a Cristo, por la advocación a la que está consagrada España, y de la
que era muy devoto este cardenal: el Sagrado Corazón de Jesús.
El
Recinto Monumental al Sagrado Corazón de Jesús no es un mero mirador, no es un
lugar turístico o cultural, sino que es un templo a cielo abierto, como
demuestra que la imagen de Jesucristo, con los brazos abiertos, esté en el
centro y en lo más alto; estando debajo una capilla con la capacidad de acoger
al Santísimo Sacramento y como indican sus principales accesos: un jardín con
las capillas de los misterios del Rosario (no actualizado, porque San Juan
Pablo II añadió uno más); un vía crucis entorno a Betania, que comienza en el
Huerto de los Olivos y va mostrando cómo lo vivió Jesucristo; y la puerta que
presiden, por un lado, San Pedro y San Pablo, y la Virgen de los Reyes. Y
también lo confirman los diversos enterramientos (no sólo del cardenal Segura y
familiares, sino de quienes colaboraron en su construcción y aportan en el
presente para para su mantenimiento), que tiene debajo. Este lugar es un
recinto sagrado para la espiritualidad, para la evangelización, la
profundización de la fe, para el encuentro con Cristo, como así lo vivimos los
católicos que le damos vida.