Francisco J.
Romero (seminarista menor y de la Parroquia de los Sagrados Corazones):
Parece que fue
ayer cuando me subía al avión con el grupo de la parroquia de San Sebastián, y
otros grupos de la Archidiócesis, para comenzar una aventura alucinante junto
con mi director espiritual, D. Manuel Jiménez Carreira, a quien le estaré siempre
agradecido por haber sido el que, desde un principio, me animó a dar el paso.
Muchos son los momentos vividos en Polonia, desde los divertidos viajes en
autobús con destino a nuestro primer lugar de acogida en Breslavia, hasta
aquella noche. Aquella noche con MAYÚSCULAS. Donde viví la mayor experiencia de
amor y misericordia de Dios en el Campus Misericordiae. Aquella vigilia con el
Papa Francisco, la Adoración, los testimonios que pude escuchar y que tan
profundos fueron, e incluso la calor de la mañana siguiente, que no fue
impedimento para acompañar al Santo Padre en la Eucaristía que él mismo
presidió.
Fueron tantas las risas y las buenas compañías que recibí en
tal maravilloso viaje, que hizo que me diese cuenta que aunque fuésemos de
distintos lugares, todos nosotros estábamos unidos por algo más que por estar
en un punto geográfico concreto. Estábamos unidos a Dios y a su amor.
Comentando con Ignacio del Rey, uno de los seminaristas que
también viajó a Polonia para la JMJ, percibimos que una de las cosas que más
nos impresionaron fue la gran hospitalidad del pueblo polaco. Testimonio de
entrega y servicio que pude ver y vivir con mis propias facultades. Y que a día
de hoy, me siento muy afortunado de haber podido experimentarlo.
Como seminarista menor puedo decir que esta experiencia me ha
enriquecido tanto espiritual como humanamente. Jamás pensé que un encuentro
como ese me habría podido ayudar tanto en mi vocación. Con alegría puedo decir
que “no seré un joven acomodado en su gran sofá, sino que me levantaré a dar
testimonio de la misericordia de Dios”. Son pocas las palabras que puedo
aportar, porque aún así se quedarían cortas para expresar ese sentimiento de
agradecimiento que tengo. Porque sé que las cosas de Dios siempre acaban bien,
aunque como nos dijeron al finalizar las Jornadas Mundiales de la Juventud,
esto no acaba aquí, sino que aquí empieza nuestra aventura. Gracias de corazón.
¿Wroclaw o Sevilla? El Seminario Menor en #JMJCracovia2016 pic.twitter.com/xI4kmN2tUq— Seminario Menor Sev (@MenorSev) 21 de julio de 2016
Puede ver todos los testimonios recopilados en el siguiente enlace:
Y también estos otros dos testimonios cercanos: